Yo definiría el bochorno, como 10 en la escala ritcher de la vergüenza. Es ese momento en que tus secretos, debilidades, o vergüenzas quedan al descubierto y a la vista de todos. Es ese instante en el que te gustaría desaparecer, o que te tragara la tierra. Repasemos algunas situaciones cotidianas que hacen que tus mejillas se pongan como hierro fundido.
DE COMPRAS
Sábado por la tarde.
Vas de compra con tu mujer y tu hijo de 5 años. Llevas ya tres horas aguantando a tu mujer, que no se decide, y a tu hijo llorando, corriendo, perdiéndose en las tiendas. Casi al final tu mujer te dice:
-Vamos a entrar en esta lencería, necesito un sujetador.
Bueno, allá que vamos. A los cinco minutos se te acerca ella y te susurra en un rincón de la tienda:
- ¿Por que no te pruebas este tangita?
Mientras le sonries maliciosamente. Ante la idea de ponerla caliente, y así aprovechar la noche del Sábado, accedes. El tanga es rojo y bastante maricón, además se te clavará en el culo, pero accedes. Te fijas en los probadores y ves que esta es una de esas tiendas modernas, en que los probadores son cubículos, tapados únicamente por cortinas.
Entras y te aseguras de que la cortina no quede ni un resquicio por donde te puedan ver. Te bajas los pantalones, haciendo toda clase de equilibrios.
¡Que ridículos estamos los hombres desnudos con calcetines!
Y te pruebas el tanga, que efectivamente se te mete en el culo y además te aprieta las pelotas. Para verte mejor, te subes la camisa y te miras al espejo. Ya de ir pensando en lo que harás esa noche, se te ha puesto la picha como poco, morcillona. Y en ese momento fatídico: camisa izada, calcetines blancos, tanga rojo y picha erecta saliendo del tanga, tu hijo corre las cortinas gritando:
- Papa, Papa, ¿estas aquí?
Aunque tardes una fracción de segundo en volver a cerrar, es inútil. Toda la tienda, llena de mujeres, ha mirado en esa dirección y te ha visto de tal guisa. Otra tienda a la que nunca podrás volver.
LA VECINA, SU HIJITA Y EL DVD
Un sábado al mediodía, llegamos de hacer algunas compras, cargados hasta las pelotas. Previamente, hemos pasado por el videoclub y hemos escogido una película de ésas para caldear el ambiente.
Llegamos hasta los ascensores y saludamos allí a nuestra vecina del sexto piso, que está acompañada por una de sus hijitas. Saludamos a la mami y nos agachamos ligeramente para saludar a la dulce criaturita. Es en ese momento cuando de una de nuestras bolsas se nos cae el dvd, dejando expuesta una enorme foto de un perro Gran Danés con bragas blancas, penetrando analmente a una niña no mucho mayor que la de nuestra vecina.
- Toma teñor! - nos dice la nena, que ha tomado la película y nos la ofrece mirando aquella foto.
La madre entonces toma la película y nos la mete en la boca de un golpe.
- Zuba, zuba, fezina - alcanzamos a murmurar, pero ella ya a cerrado la puerta del ascensor, vociferando toda clase de palabrotas. Un papelón.