A este cuento lo encontré en un libro de recopilación de cuentos. Al final de la obra aparecen todos los autores pero no especifica.
Se trata de un hombre que después de mucha seducción, de mucho cortejo, de mucho tiempo y de mucha paciencia, consigue llamar la atención de una mujer.
Eufórico porque ella finalmente ha aceptado cenar con él, se acicala como nunca, se perfuma, se peina y hasta le compra un hermoso, y carísimo ramo de rosas...
Para no hacer demasiado larga la historia, el amor surge también en ella y quizás por su decisión de llegar virgen al matrimonio acepta casarse con su pretendiente, sin darse el tiempo de conocerlo en profundidad.
La noche de bodas, después de la fiesta, ella espera con ansiedad su primera experiencia sexual, pero esta se limita a unos pocos besos superficiales y tibias caricias. Ella le pregunta si le pasa algo y él le confiesa su drama. Le dice que no se animó a decírselo por temor a perderla, pero que tiene un problema serio con su genitalidad.
Ella rompe a llorar, pensando que es impotente, que ella no le gusta o que está enamorado de alguien mas. Pero no es eso. Su marido le confiesa que ha tenido experiencias sexuales anteriores y que siempre que amó a alguien verdaderamente le ha pasado lo mismo, no así con prostitutas o relaciones intrascendentes. Si su amada no le permite insultarla groseramente, él no consigue excitarse.
Ella vuelve a llorar, ahora con un motivo real. Su marido se acerca y le dice que si ella quiere, se puede deshacer del matrimonio, que él lo comprendería. Ella quiere averiguar un poco mas ('¿No podría él intentar hacerlo sin esa condición? ¿Será un trastorno definitivo? ¿Ha consultado algún médico?'). El hombre le dice que está en tratamiento pero que no lleva muchas esperanzas, aunque está dispuesto a hacer lo necesario para liberarse de esa maldición.
Finalmente ella se da cuenta de que tiene pocas posibilidades, separarse, renunciar a su sexualidad o aceptar aunque sea transitoriamente las condiciones humillantes de ser insultada por su marido antes de tener relaciones. Acertadamente o no, elige esta última opción y durante años el matrimonio crece y se comporta de manera en todo momento como una pareja normal, salvo por la noche, cuando en el secreto de la alcoba se actúa según lo pactado.
Pese a que no se veía ninguna señal de evolución, una tarde el marido llega a la casa con un ramo de flores aun mas grande, mas hermoso y mas caro que aquel de aquella, su primera cena. Le cuenta a su esposa que está dado de alta y que pasa demostrárselo la levanta en sus brazos, la besa suavemente y mientras le murmuraba palabras tiernas y poemas románticos al oído, hacen el amor, como nunca.
Después del clímax, ella llora y mirándolo a los ojos le dice: 'Ya no me amas, ¿verdad?'...