Después de inscribirnos en el hotel Posada del Inca, que está en la Plaza de Armas, visitamos la iglesia de San Ignacio (que llaman la Compañía) y el convento de Santa Catalina, toda una ciudad dentro de la ciudad. Luego, nos dimos un banquete a base de cuy y alpaca en un restaurante cercano. Después de comer, como estábamos hechos polvo por el desbarajuste horario, decidimos volver al hotel a echar una siestecita.
Cuando nos despertamos, ya anochecía. Salimos a dar un paseo. Arequipa es una ciudad preciosa, llena de casas del período colonial. En la Plaza de Armas, un hombre vestido de Papá Noel daba un mitin a los huelguistas allí congregados haciendo enfervorizados llamamientos a la revolución. Resultaba surrealista. Luego, pudimos ver a los comerciantes echando los cierres de sus establecimientos, a la policía cargando.... A los comerciantes volviendo a abrir y, finalmente, a Papá Noel pregonando chocolates ante la fachada de nuestro hotel.
El cañón del Colca
6 de Julio. A las 4 de la madrugada, pasaron a recogernos para emprender viaje al valle del Colca. Con el madrugón, pretendíamos anticiparnos a los piquetes de huelguistas, pero no lo logramos (al menos, no del todo): el camino normal estaba bloqueado, y nos vimos obligados a hacer un recorrido mucho más largo por una carretera sin asfaltar. Ascendimos muchos metros, vimos alpacas y vicuñas y espectaculares paisajes andinos. Combatimos los efectos del soroche con 'mates' de coca. Hicimos noche en Chivay, en un pequeño y cuidado lodge llamado Pozo del Cielo.
7 de Julio. Muy temprano, reanudamos viaje para recorrer el cañón del Colca hasta la Cruz del Cóndor. Vimos paisajes grandiosos (altas montañas y laderas en terrazas -o andenes-) y pudimos contemplar el vuelo del cóndor. Anochecía cuando llegamos de nuevo a nuestro hotel en Arequipa.