Cuenta mi mamá que su abuelo era narigón, con bigotes, anteojos y muy serio a quien conoció por foto, pues murió cuando mi abuela era una jovencita adolescente, pero de quien guarda un entrañable recuerdo contado por su mamá, mi abuela Angélica.
El bisabuelo José era Inspector del Ferrocarril de Mollendo, Arequipa, Perú de donde es toda mi familia materna, en el cual trabajó por muchísimos años viajando de poblado en poblado. En uno de sus recorridos tuvo un aciago accidente y perdió la pierna derecha. En virtud de ser uno de sus trabajadores más estimados, Mr. Bleisdell, alemán de pura cepa, quien era gerente del ferrocarril, por aquella época y de la cual su empresa tenía la concesión de la administración de dicho ferrocarril, mandó a traer su pierna ortopédica de la lejana Alemania, para que no sufriera los rigores de quedar con el trauma de haber perdido un miembro, lo resarcieron con ésta maravilla. Me imagino que eso fue un acontecimiento para la época, la pierna rígida tenía solo un movimiento en la rodilla, el cual se controlaba desde la parte de arriba. La empresa alemana corrió con todos los gastos devenidos de tan fatal accidente, pero el bisabuelo no quedó rumiando su rabia ni lisiado ni pobre, ya que se había preparado desde su juventud invirtiendo en un pequeño solar con ocho casas, las cuales alquilaba a precios razonables en el centro de Mollendo.
Mi bisabuelo enviudó joven quedando con dos hijos pequeños, Manuel y Angélica con los cuales iba los domingos a la Iglesia y cantaban con fragor en latín, su más conocida canción era el “Tantum Ergo”, el cual decía más o menos así “Tantum ergo sacramentum. Veneremur cernui: Et antquum documentum Novo cedat ritui…”, canción q mi abuela le cantaba a mi madre y ella me la ha cantado a mí desde pequeña, de la cual aún se acuerda de vez en cuando y me la canta echándome el cuento completo, a tú bisabuelo lo saludaba todo el pueblo con mucho respeto, debe haber sido genial ver a mi adorada abuela Angélica pasear en ese entonces por ese gran Puerto del Perú, me la imagino ataviada de gasas y volanticos en el vestido y con sombrilla haciendo juego. El bisabuelo, solía ser muy enérgico y llevar a sus hijos a pasear a Islay siempre en familia, recordaba mi abuela que llegaban en un pequeño barquito, capaz sería una lancha o pequeño vapor no sé bien esos detalles, pero hacían viajes de solaz a ése lugar los días domingo y que su padre la vestía con lo mejor que llegaba al puerto, iban primorosos los dos hermanitos pues contaba que los otros niños no iban con ésos atavíos.
Siempre me rio de una anécdota de la abuela cuando fue a visitar a su papá para ya quedarse con él a vivir definitivamente a los ocho años, ya que pequeñita fue criada por unos padres sustitutos, la familia Vargas, unos viejitos q la acogieron pequeñita porque su mamá murió al nacer mi abuela, ellos fueron muy amorosos con ella pues no habían tenido hijos. La abuela tendría unos días en su nueva casa adaptándose, cuando la nueva esposa del bisabuelo le dijo, anda a despertar a tu papá para la comida y la abuela muy foronda brincando fue al cuarto y lo despertaba y despertaba y el bisa nada que reaccionaba, asustada fue a la cocina y le dice a la señora, -papá no despierta- , entonces la señora le dijo –de qué lado lo estás despertando?, -del derecho dice la abuela- y la señora empezó a reir, no hijita lo estás tocando de la pierna falsa y mi abuela ahí se enteró que su padre tenía una pierna ortopédica, así que entre asustada y entre risas fue nuevamente al cuarto a tocarle la pierna correcta.
El bisabuelo José era muy moderno para los tiempos que corrían, ya adolescente la abuela hacía los cobros de las casitas del solar y ella por supuesto que se gastaba el dinero comprándose frutas y dulces, los cuales se los iba a comer al techo de la casa para que no la vieran, su papá no se enojaba por eso, porque se comía menos que un alquiler; la abuela como que era muy dada a la buena vida porque más pequeña cuando vivía con su familia sustituta, estimo que serían comerciantes o gente pudiente, una vez le echaron tremendo regaño porque jugando a la tiendita consiguió una lata de té Hornimans de hermoso color rojo y dentro habían unos cuantos quintos de oro y comenzó a regalarlos a las vecinitas de juego, me imagino la pela que le darían por ser tan dadivosa, virtud q siempre guardó para con toda su prole, nosotros éramos diecisiete nietos que le dieron sus cuatro hijas.
En verdad mi abuela era excepcional, mi queridísima Bela como la llamábamos de cariño, eso lo practicó toda su vida, era arrojada, única, también le gustaba sobresalir, contaba la abuela que una vez se incendió su colegio, la gente se arremolinó en el frente pues iban los padres a buscar a sus niños y sin pensarlo dos veces entre las llamas se subió al techo y rescató la bandera, acto que la hizo famosa en Mollendo y cuando llegó abajo, todos la aplaudieron con mucha emoción, para cuando llegó mi bisa, todos los presentes lo felicitaban por tener una hija tan valiente.
Mi abuela siempre decía que su papá fue sibarita, pero cuando era pequeña no entendía muy bien porqué su padre comía gusanos enanitos, pues un día entró a la cocina a comerse un dulce y la curiosidad llamó a la niña, destapó un plato q había sobre la mesa y vio varios gusanitos sacar las cabecitas entre un queso, horrorizada tiró el plato y salió corriendo pero mi bisabuelo la atajó y le explicó que eso era un queso muy fino llamado Camembert el cual se le fermentaba con vino, se le comía así con pan negro y que su sabor era exquisito, demás estuvieron las explicaciones porque mi abuela se negó rotundamente a comer ése queso y jamás lo hizo, aunque la invitó muchas veces a hacerlo.
De mi tío abuelo no sé mucho, solo que jovencito se casó con una pudiente señorita de Mollendo apellidada Veramendi, él tuvo una destacada función como Gerente del Agua Potable en el Acueducto de Viso en Lima, familia de la cual no hemos sabido más, ya que la vida separó a los hermanos cuando murió el bisabuelo José Eleuterio, pues tomó posesión de todos los bienes de su padre y no se supo jamás de él, dejando a su hermana sin medios de fortuna.
Como quiera que haya sido desarrollada el resto de la vida del bisabuelo, fue un personaje qué vivió la abundancia de una ciudad portuaria, contribuyendo con su aporte personal a ése movimiento, mi bisabuelo era conocido, trabajador, honrado quien marcó época en la ciudad de Mollendo con su trabajo desde el Ferrocarril, fue un hombre con buena formación familiar, de buenos principios, con valores arraigados que se lo heredó a mi abuela y ella a nosotros a través de sus cuatro hijas, las Vargas Quiñones, ya que por destino coincidencial, tal como se apellidaban sus padres adoptivos, pero que no eran parientes de mí abuelo, conoció y se casó a los 17 años con Ordoner Eduardo Vargas Aramayo, quién fue mi buenmozo abuelo, padre de mi mamá y del cual les contaré en otra oportunidad.
Prof. Rocío Chalco Vargas
Maracaibo, Venezuela (Abril 3, 2013)
Foto: Puerto de Mollendo, Moquegua, Perú 1903 (Trenes del Perú web) Elio Galessio