"Sobrevivió al cáncer y se hizo famoso gracias al comercial donde, al lado de su inseparable violín, da la vuelta al mundo entonando una pegajosa polca”. Lo desahuciaron cuando tenía 18 años unlinfoma maligno en el estómago le borró la sonrisa que de niño aprendió de su padre, el divertido payaso “Pitillo”.
Sin embargo, tres años después el destino le abrió las carpas del circo de la vida, donde con el rostro empolvado, la nariz roja y delineada sonrisa regala carcajadas y recibe aplausos. Desde entonces, Hugo Muñoz, o simplemente “Pitillo”, da la vuelta al mundo y hace reír, pero su labor no termina ahí, porque cuando visita al Perú realiza unipersonales a beneficio de los niños del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
¿Cómo nace “Pitillo” Jr?
Mi papá (chileno) trabajaba en un circo que vino a Perú en julio. En una presentación conoció a mi mamá que estaba sentada en el palco. De ese romance nací y: Hugo Muñoz (39) en La Perla, Callao.
¿Soñabas con ser payaso desde niño?
Nunca. Me asustaban los payasos a pesar de que crecí en los camerinos de los circos por mi padre.
¿Cuándo fue la primera vez que te vestiste como payaso?
En una ocasión, con 7 años, me enamoré de una bailarina del circo y me engañaron diciéndome que ella solo se casaría con una payaso. Me gustaba tanto que un día hice que me vistieran y me pintaran como payasito y salí con los demás al escenario para agradarle, pero me caí y la gente se rió. Esto me gustó y aquí me tienes.
¿Quién fue tu maestro?
Éramos 14 hermanos y mi papá decía “Pa´llacito, pa´allacito” (hace ademán de armar) y así me hice payasito (risas), no, mentira, soy hijo único y mi padre me enseñó el ABC.
¿Cuál es el origen del nombre?
Mi papá tocaba en sus actos una flauta, que el mismo fabricó y que parecía un pito cualquiera, un “Pitillo”
¿Qué hacía antes de ser payaso?
Diseñaba publicidad hasta queme diagnosticaron cáncer y perdí el trabajo y mi novia de entonces.
¿Qué pensaste cuando te dijeron que tenías cáncer?
Primero me aturdí y luego sentí que me liberaba y pensé que si la vida es tan corta hay que hacer lo que un quiere y decidí ser “Pitillo”
¿Cómo afrontaste la enfermedad?
Me dieren ocho meses de vida sin tratamiento y debí sobrellevar todo con buen humor. La risa es el remedio infalible. Fueron tres años muy duros.
¿Cómo los recuerdas?
Largos, difíciles, extraños. Para no aburrirme deambulaba con mi suero por el séptimo piso del INEN, donde estaban los niños con cáncer, y les contaba chistes e iba con mi violín. De ahí nace esa tradición de retribuir los favores que el hospital y las damas voluntarias hicieron por mi cuando estuve allí.
¿Cómo eres sin maquillaje?
Trato de ser un buen padre, amoroso y romántico con mi esposa, aunque soy esclavo de mi personaje.
¿Cuál es el mejor reconocimiento a tu trayectoria?
La medalla a los 25 años de labor circense “Mario Moreno Cantinflas”. Soy uno de los primeros extranjeros en recibirla y siento orgullo.