El navegador que utiliza no soporta el javascript

"Un regalo del cielo"

ver las estadisticas del contenidorecomendar  contenido a un amigo
compartir en facebookcompartir en twittercompartir en tuenticompartir en tumblrcompartir en meneame

Me parece mentira estar aquí sentado, a escasos minutos del despegue, en busca de un hijo. Han pasado tantas cosas... Todo este tiempo me ha parecido una eternidad, tres años que han sido tan lentos. Y ahora estamos aquí, Mina y yo. Listos para partir a un lugar tan lejano en busca de nuestro pequeño...

Mina está a mi lado, con una sonrisa afable en su rostro, aferrándose a mi mano con afectuosidad, disfrutando de cada segundo de esta breve cuenta atrás. Ella ha llenado mi vida. Formalizamos nuestro compromiso cinco años atrás. Antes de eso fueron unos nueve meses conociéndonos, viviendo juntos hasta que decidimos dar el gran paso. Bueno, en realidad tuve que decidirme yo porque siempre he sido un poco esquivo con las responsabilidades, y más en lo que tiene que ver con las chicas. Pero es que ella es tan especial... Aún lo recuerdo cómo si fuera ayer. Fue una ceremonia sencilla pero entrañable. Apenas veinte personas entre familiares y amigos, y dos emotivos “sí, quiero”. Luna de miel en Japón. Paseos por Tokio; baños en las aguas del Onsen, agradables veladas en el hermoso parque de Ueno, visitas a el Nipón Budokan, a la catedral Nicholai, al palacio imperial Kokyo, a los jardines de Este...

Antes de ella solo existía la nada. Yo era de ese tipo de jóvenes que creía que la vida no era más que un encadenamiento de sucesos cuyo denominador común era el vacío y la fatalidad. Trataba de llenar ese vacío con fiestas, chicas, alcohol, drogas y emociones fuertes, siempre acompañadas de una especie de sensación pesimista de estar perdido o algo así. Me sentía como un barco que va a la deriva, sin nada que me anclase a algo que realmente diera sentido a mi existencia. Supongo que así se sienten la mayoría de los jóvenes en una u otra ocasión. Pero el destino la puso en mi vida. La conocía gracias a un portal de amigos virtuales. Pronto trabamos amistad y pasamos a chatear en privado. Lo estuvimos haciendo durante unos cinco meses casi todas las noches, a veces hasta altas horas de la madrugada. Lo cierto es que llegué a sentirme desarmado ante ella. Llegó a ser como si la hubiera conocido de toda la vida. Lo que me decía me llenaba. Su sola presencia.

Cuando fallaba al chat era como si me faltara algo. Esos encuentros en la red me daban la vida, me hicieron encontrar ese equilibrio que no tenía, un aliciente que nunca había sentido para llegar al día siguiente. Eso ocurrió hasta que ambos decidimos conocernos personalmente. Bueno, tengo que reconocer que ese esperado día lo pasé fatal. Por una parte iba a conocerla, ¡por fin!, pero, por otra parte tenía mucho miedo, sí, miedo de que se sintiera desengañadao decepcionada al conocerme; de que yo no fuera como ella había imaginado o viceversa. En fin, estaba hecho un flan, pero el efecto fue, en realidad, el contrario al que yo había temido. Cuando la vi quedé totalmente prendado de ella. Estaba allí, con su maleta color rojo y un vestido gris ceñido, pelo negro, tez blanca, con una sonrisa encantadora y se le veía tan frágil, tan delicada... Cuando nos vimos nos dimos unos afables besos y entonces supe que esa debía ser la mujer de mi vida. Ella parecía menos nerviosa que yo, pero se mostraba muy contenta y dinámica.

-¿Qué tal me ves?- Me preguntó después.

-Estás perfecta.- Le dije.

Y era cierto, ella era perfecta, en todos los sentidos. Es curioso, he conocido a muchas chicas, pero nunca había sentido ese grado de fragilidad, de sensibilidad, de ingenuidad y franqueza que había descubierto en Mina, y eso que era la primerabio-sintéticacon que había mantenido una estrecha relación. En ella no cabía el engaño, las sucias tretas que a veces muchas chicas emplean, no tenía dos caras ni existía una pizca de egoísmo en sus venas; se le notaba en sus brillantes e inocentes ojos.

Es curioso que la primera vez que hicimos el amor me mostré nervioso y torpe, yo, que me creía experimentado en ello, porque había oído muchas cosas sobre las chicas sintéticas y temía no dar la talla. Hasta el momento todo había sido perfecto entre nosotros, demasiado tal vez, y, llegados a ese punto tenía miedo de decepcionarla de alguna manera. Ella me dijo: “no te preocupes cariño, todo va a ir bien. El que yo no sea biológica como tú no quiere decir que no sea una chica como otra cualquiera. Es algo que está en tu mente, nada más. Olvídate de ese pequeño detalle. Déjate llevar y hazme el amor.”

Y lo cierto es que resultó maravilloso. Más que con ninguna de las chicas con quienes lo había hecho. Algo más que puramente carnal, más que solo sexo, y, aunque lo hubiera sido, tengo que decir que me hizo disfrutar más que todas las chicas biológicas que yo había conocido antes, aunque solo fuera por las especiales habilidades de su vagina. Y tengo que decir que ella también consiguió llegar al orgasmo, tres veces.

Estuvimos viviendo unos seis meses juntos, y fue entonces cuando supe de verdad lo que era sentirse bien, ser feliz, encontrar un rumbo, una estabilidad. Ella se desvivía siempre por satisfacer mis necesidades, por hacerme feliz, siempre pensando en mí. Me mimaba, me daba lo mejor de ella, nunca era egoísta, ni quería irse con sus amigas; era habilidosa en los quehaceres de la casa, capaz de realizar cualquier labor, una auténtica ama de casa, buena cocinera, inmejorable amante, afable confidente... un tesoro para mí. Eso hizo inevitable que algún tiempo después nos casáramos. Nuestra vida continuó, la felicidad y la seguridad que yo había necesitado

Así fue por un par de años, pero poco a poco comencé a sentir que algo nos faltaba, deseaba tener un hijo, aunque siempre trataba de evitar el tema, de ocultarle mis sentimientos, pero ella lo notaba, como no podía ser de otra forma. Enseguida advirtió que había algo que me entristecía, que no me dejaba sentirme totalmente realizado, que me hacía sentir incompleto. No quería herirla, pues antes de casarnos ella ya me había confesado que era una de las pocas cosas que no podía conseguir, quiero decir quedarse embarazada, tener la capacidad para engendrar hijos, así que no me cogió por sorpresa, pero hasta ese momento nunca había sentido el deseo de tener unhijo tan intensamente.

Yo notaba como ella sufría por no poder complacerme y ella notaba como lo hacía yo por ocultarlo de forma deliberada. Pero, supongo que eso era algo que tarde o temprano debíamos encarar y lo hicimos gracias a un amigo que sugirió lo de la adopción. Al principio tengo que reconocer que me sentí un poco perplejo, pero después de los primeros recelos la idea me entusiasmó mucho, bueno, en realidad nos entusiasmó a los dos. Estuvimos un tiempo sopesándolo e investigándolo pero, para nuestra decepción, la mayoría de las agencias y de los países no contemplaban la posibilidad de dar un hijo a una pareja en el cual uno de los cónyuges fuera un bio-sintético.

Aún así no nos desanimamos y seguimos buscando hasta encontrar un par de administraciones que no ponían impedimentos a ello. Y nos lanzamos a la piscina, como no podía ser de otra forma. Fue una época algo angustiosa, lo reconozco. Siempre con la incertidumbre, pasando test de todo tipo, entrevistas con distintos representantes, informes financieros, viéndonos con psicólogos y asistentes sociales, arreglando documentos y todo ese tipo de cosas, hasta que por fin nos dieron la ansiada idoneidad. Lo recuerdo perfectamente. Estábamos muy nerviosos y a la vez ansiosos esperando el info-mensaje de respuesta y cuando este llegó y fue positivo nos sentimos tremendamente dichosos y nos abrazamos en silencio durante un buen rato. Después de eso salimos a dar un paseo y hablamos mucho sobre ello e hicimos muchos planes de futuro. Sabíamos que, a partir de ahí, todo era cuestión de paciencia. Hicimos una pequeña fiesta e invitamos a amigos y familiares y les comunicamos la buena noticia. Todos se mostraron tremendamente entusiasmados, en especial mi madre. Soy hijo único, como pasa en la mayoría de las familias y ella no se hacía a la idea de no tener un nieto a quien agasajar y mimar.

 La espera se hizo casi interminable. Solo nos concentrábamos en ahorrar lo suficiente para los gastos del viaje y todo eso, mientras los días pasaban muy, muy lentamente, así un mes tras otro, una semana tras otra, un año tras otro, y, casi al tercer año recibimos la increíble noticia de nuestra asignación. Eso nos colmó de felicidad. Fue como sentir que un milagro se estaba produciendo, un milagro que llenaría nuestras vidas para siempre...

 El viaje ha sido arduo. No sé ni cuánto tiempo hemos estado en total para llegar a este lejano lugar, pero calculo que unas veinte horas. Pero todo ha merecido la pena. Y esto resulta tan diferente a todo lo que conocíamos... Gracias a que la agencia nos ha contactado enseguida. Nuestra guía, aunque un poco extraña, parece muy simpática y dispuesta. Se esfuerza mucho por ayudarnos en todo y sernos útil. Apenas hemos tenido tiempo para nada, tan solo para ir a la habitación del hotel, asearnos, cambiarnos de ropa, e ir a una especie de salón de actos en el que nos han dado el bebé. La emoción nos ha embargado. Han sido tantassensaciones juntas, tantos sentimientos aflorando de súbito que no hemos podido aguantar las lágrimas, de felicidad, por supuesto. Cuando nos miró por primera vez fue algo inolvidable.

Sentimos tanta ternura por él. Nos observó con ojitos curiosos y nos sonrió. A continuación le hemos dado una galleta y la ha cogido con desconfianza, pero, después de morderla la ha engullido con apetito. Le hemos dado un sonajero y le ha gustado mucho, no ha parado de moverlo y de examinarlo. Ha estado un buen rato en los brazos de Mina y después en los míos. Ha llorado un poco cuando nos lo hemos llevado del lado de las cuidadoras pero después se ha parado y nos ha mirado extrañado, como si se preguntara qué estaba ocurriendo realmente. Le costó dormir un poco esa primera noche. Y eso que le dimos un baño con agua calentita, pero después se ha rendido al sueño y hemos estado por un buen rato observándole mientras lo hacía. Es un verdadero ángel. Después de eso unos diez días de ajetreo, de arreglar documentos, hacer excursiones, realizar diversos pagos y de ir conociéndolo, conociendo sus peculiaridades, y él a nos nosotros, familiarizándose.

Bueno, fue una experiencia bonita pero estresante, al menos para mí. Me puse malo por lo distinto de la alimentación y lo pasé fatal por unos seis o siete días. Pero todo valió la pena. No pude disfrutar de aquel lejano y extraño lugar como hubiese querido. De sus ciudades de luces de neón verdes, sus vehículos levitantes, sus edificios piramidales y sus gentes extrañas pero serenas y amables.

Y, por fin, la vuelta a casa. Algo que desde el primer momento deseábamos fervientemente. De nuevo el transbordador hasta el hiper-reactor, “el salto” y al hogar. Ahora es cuando comienza nuestro verdadero desafío. Estamos a un par de horas de tomar tierra, aproximándonos al punto de entrada y un sinfín de cuestiones pasan por mi mente: ver como se adapta a su nueva vida, a su nuevo hogar, a la gravedad de la tierra, cómo crecerá entre personas de una especie diferente, si será aceptado o no, si le acogerán, se será feliz lejos de su entorno natural a pesar de ser tan diferente...

Sé que lucharemos para vencer todas esas cosas entre Mina y yo. Y conseguiremos que se sienta a gusto, que sea feliz, que crezca sano y sea fuerte, que se realice como persona. A través de la pequeña ventana veo la tierra, tan hermosa, tan inmensa, y ahora le miro a él, a mi hermoso bebé extraterrestre, tan pequeño, tan frágil, mientras duerme entre mis brazos, veo su piel suave y pálida, sus manitas de cuatro dedos y su cabeza pelona y después observo a Mina, mi guapa esposa bio-sintética que, precisamente, está reconectándose en este momento, y me siento el hombre más feliz del universo.

 



Fuente: http://es.scribd.com/
Vota:
Resultado:
(1 votos: promedio 8 sobre 10)
Autor: Francisco Sánchez
Enviado por fanchisanchez - 04/04/2012
ir arriba
COMENTARIOSañadir comentario
Regístrate en la web para poder comentar
o conéctate con Facebook
0 Caracteres escritos / Restan 1000
Aburrimiento Mmmmm... Me callo. Confundido Sorprendido Sonrisa Guiño Risa Fiesta! Diablo Beso Lengua Inocente Mier..! Enfermo Enojo Triste Llanto 
Esta web no se hace responsable de los comentarios escritos por los usuarios. El usuario es responsable y titular de las opiniones vertidas. Si encuentra algún contenido erróneo u ofensivo, por favor, comuníquenoslo mediante el formulario de contacto para que podamos subsanarlo.
ir arriba

¿Cómo crear un Album Digital Hofmann?
Organiza las fotos de tus vacaciones, bodas y otros momentos especiales en un album Hoffman personalizado en sólo tres pasos:
- Descargar Hofmann gratis
- Pon el codigo registro hofmann 410767
- Crea el álbum en tu ordenador.
- Recíbelo en tu casa sin gastos de envío.

¡Ahora también calendarios personalizados

Ya disponible la versión de Hoffman para MacSíguenos en Facebook!

Uso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestrapolítica de cookies. Aceptar