| A medida que subía más y más pisos sentía una extraña paz en mi corazón, los escalones de piedra los sentía fríos bajo mis pies descalzos, ni siquiera sabia porque no llevaba zapatos y tampoco me había dado cuenta de eso hasta ahora, pero lo más extraño es que tampoco me importaba. Llegue a la cima de la construcción y tuve la sensación de estar en casa, no es que conociera el lugar como si ya hubiera estado allí, si no más bien como si fuera mi hogar. Frente a mí había una especie de templo, como una casa en la que el techo era sostenido por columnas y las paredes de mármol finamente tallado... definitivamente esa construcción no se correspondía con el resto del pueblo.
Algo me llamaba desde aquellas paredes y casi sin saber lo que hacía seguí esa voz que resonaba en mi cabeza. Entre dentro del templo estaba todo muy oscuro pero veía tan bien como si fuera de día, fue entonces cuando advertí la presencia de alguien a mi lado, al girarme le miré directamente a los ojos, era casi lo único que podía ver, brillaban intensamente y sentí como si estos miraran tan dentro de mí que podían leer mi alma. Me asuste. Le aparte la mirada y pregunté quien era, él sonrió.
· ¿No me recuerdas? No importa ya lo harás.
No entendí a que se refería al menos en aquel momento, pero algo en mi me decía que sabía quien era, y debía temerle. Permanecí a su lado durante largo tiempo mientras me hablaba del lugar, me hipnotizaba su voz. Casi no recuerdo lo que en aquel momento me dijo, solo escuchaba el tono, la melodía y la profundidad de sus palabras, no el contenido. Resultaba extraño estar ahí y que al cabo de pocos segundos no recordara nada, no entendía el porque pero sus ojos, esos ojos no los podía siquiera mirar les tenía miedo. Me llevó a pasear por el pueblo mientras comenzaba a oscurecer. Y por desgracia comencé a recordar, aun no sabía como había llegado a ese lugar pero sí que la noche anterior la había pasado allí, y conocía a Zornex, pues así era el nombre de quien me acompañaba. La gente del pueblo lo trataba como a un rey y este vivía en el templo de mármol. Zornex... pronunciaba su nombre en silencio esperando que me dijera algo más pero no decía nada, un extraño recuerdo bloqueaba mi mente y no dejaba que hablara; su nombre... qué había en ese nombre, qué había detrás de esos ojos... Tenía una extraña sensación, el miedo había dejado paso a la incertidumbre a las ganas de saber más de él de recordar lo que había pasado la noche anterior, qué era lo que había provocado mis cicatrices. Mis cicatrices... Era la primera vez que pensaba en ello desde que despertara en la playa horas antes. Pero... ¿cuánto tiempo había pasado desde entonces? No recordaba haber siquiera tenido hambre, como si un día entero hubiera transcurrido en unos segundos... ¿porqué? No entendía nada...
· Ya comprenderás. Ahora detente a observar el milagro de la oscuridad.
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