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4 de agosto

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Viernes 4 de agosto, Laredo (alameda Jose Antonio) concierto de Hip Hop organizado por micro abierto.

Verano en su punto más álgido, mi primer verano en Laredo, mi primer verano sola desde hacía mucho tiempo, mi primer concierto de Hip Hop al que acudía, mis nuevos amigos… Recuerdo perfectamente aquella tarde, sentados en un banco viendo rapear. ¿Cómo olvidar aquel día? ¿Cómo olvidar el día en que mi corazón volvió a latir?

La oscuridad empezó a ganar terreno, la noche acechaba, y fue entonces cuando llegó él. La tenue luz de la luna hizo su presentación, quiso mostrármelo, quiso que le mirara, quiso que no le olvidara, me lo presentó como mi ángel, el que cuidaría de mí a partir de ese instante, el que se preocuparía por mí sin motivo alguno, el que tendría miedo a perderme sin aún tenerme, ese es él.

No intercambiamos palabra alguna hasta ya muy adentrada la noche, en aquel bar cuya oscuridad era impenetrable, la noche y el misterio seguían rodeándole. Me invitó a una copa, esas fueron las primeras palabras que me dedicó, como si tuviera miedo a presentarse, como si cuando se descubriera el halo de misterio que le envolvía dejaría de surtir efecto.

Todo quedó en pequeñas y cortas miradas que nos dedicábamos, en tímidas sonrisas, casi no nos conocíamos pero los dos estábamos seguros de que no sería fácil olvidarnos.

Buscábamos pequeños momentos para estar juntos, ocupábamos el asiento más cercano al otro, nos mandábamos notas, como niños. Quien no quiere volver a ser niño, ver todo más fácil y dejarse llevar por la inocencia de su dulce locura.

Salíamos de fiesta, volvíamos juntos por el paseo de la playa…y a pesar de que había más gente, queríamos disfrutar los pocos momentos como si solo fueran nuestros.

Y jugué mi mejor baza, le cité en un tronco a la orilla del mar, bajo la luz de la luna, para no romper su hechizo. Nuestro primer amanecer juntos y con él, nuestro primer beso, corto, pero a la vez dulce e intenso. Solo se rozaron nuestros labios un pequeño instante, pero de esa hábil manera sellaron su amor eterno.

Cada día era un misterio, me acostaba con su imagen en mi mente y al levantarme era lo único en lo que pensaba. Solo quería volver a verlo… ¿Aparecería por el camping? ¿Bajaría de algún coche? ¿Me escribiría? Y cual fue mi sorpresa al descubrir que él por mí lo mismo sentía. Pero a la vez me embargaron sentimientos de tristeza, de anhelo, de miedo… ¿Y si aquello no funcionaba? ¿Y si volvía a sufrir? Era lo último que en ese momento deseaba.

El verano siguió su curso y a la par que avanzaban los días, cada uno seguíamos más de cerca los movimiento del otro. A pesar de que aparentemente no me hacía mucho caso, él siempre me decía que sabía perfectamente donde me encontraba y lo que en ese momento hacía. Solo tenía ojos para mí.

Llegaron las fiestas tan esperadas de Laredo, la famosa batalla de flores. Y como cada noche, todos nos citamos en el mismo lugar, en el paseo de la playa. Cada uno llegamos por nuestro lado, pero ni él ni yo podíamos faltar a la cita.

Y nos adentramos en la playa, donde se encontraban los demás. De nuevo bajo la luz de la luna, la que siempre y desde el primer momento veló y apostó por nosotros. Nos hechizó, y acabamos en medio de todos, de pie, uno frente al otro, abrazados…y se paró el tiempo. Apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos intentando guardar ese momento para siempre en mi corazón. No sé el tiempo que pudimos estar así, pero la luna nos volvió invisibles y cuando volví a abrir los ojos todos habían desaparecido. Nos encontrábamos en un sueño, él, la suave y cálida luz de la luna, la brisa y el susurro del mar, y yo.

Nuestros ojos se encontraron de nuevo, se oyó el silencio, la tentación pudo con nosotros y se oyó un beso. Ni Adán ni Eva experimentaron tentación tan irresistible. El momento se hizo esperar, pero llegó, llegó el tan esperado beso, y con él, las esperanzas de algo que hoy en día sigue vibrando en nosotros.

Desde aquel primer roce de nuestros labios, no hay un día que no venga a verme, ni hay una noche en la que por mensaje olvide darme las buenas noches.
Siempre será mi ángel de la guarda, él bien lo sabe.

Etiquetas: Itxas, Itxas
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(2 votos: promedio 7.5 sobre 10)
Autor: Itxas
Enviado por Itxas85 - 01/04/2007
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1) ITXAS, amoroso y esperanzador relato.
remi0
Qué suerte tienes. Ojalá te dure y yo q lo vea.
 0   0  remi0 - [01/04/2007 14:52:30] - ip registrada
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