“Arqueros del alba”
Para María Dolores Menéndez López
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Soneto VI
Heraldo de bondad fue su semblante,
Más puro que la luz de la alborada,
La gracia de su rostro, la mirada,
Sincera siempre, bella a cada instante.
En ella la ternura era constante,
Más clara que el granizo y la nevada,
Hermosa como el sol, jamás nublada
La frente cuyo rostro hizo brillante.
Más pura fue su piel que la azucena
Que brota en primavera por los prados,
Más cándida y más bella, siempre buena.
Recuerdo que sus párpados cansados
Tendían a cerrarse, aunque sin pena,
Buscando sueños siempre reposados.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
José Ramón Muñiz Álvarez
(Breve reseña)
José Ramón Muñiz Álvarez nació en la villa de Gijón y sigue residiendo en Candás (concejo de Carreño). Su infancia transcurre de manera idílica en dicho puerto, donde pasa su juventud hasta el término de sus estudios. Licenciado en Filología Hispanica y especialista en asturiano, vive a caballo entre Asturias y Castilla León, comunidad en la que es profesor de Lengua Castellana y Literatura. Su afán por las letras y las artes lo ha llevado al cultivo de la poesía. Es autor de varios libros, de los cuales ya ha dado a conocer "Las campanas de la muerte", aunque en una tirada modesta.
"Las campanas de la muerte" es una obra que consta de tres poemarios:
1-. "Arqueros del alba", dedicado a su abuela materna, Dolores Menéndez López.
2-. "Ballesteros de la tarde", dedicado a la abuela paterna, Pilar Muñiz Muñiz.
3-. "Lanceros del ocaso", dedicado a uno de sus tíos: Gervasio.
El poemario demuestra el extraordinario vínculo del poeta con sus abuelas, en un momento delicado: el del fallecimiento de las mismas. Es indicativo que el libro se escribiese en tres tandas, las dos últimas muy seguidas. Las partes del libro datan de diciembre de 2005 a enero de 2006, primavera verano de 2007 y enero de 2008.
En este tipo de poesía se recurre a las estrofas más tradicionales, con dos únicas excepciones de verso libre. Además de un romance, las demás estrofas son silvas blancas, espinelas y, sobre todo, sonetos.
Fuente:
Peña Furada de Candás (VI)