Una de las preguntas que más frecuentemente me plantean las empresas es "¿cómo promocionar mi sede en Internet?" "¿cómo hacer que mis clientes, actuales y potenciales, sepan encontrar mis páginas y las visiten?" Y a esta pregunta todo el mundo desearía recibir una respuesta del tipo: "Muy fácil, contrata una campaña de promoción en tal agencia" o "basta con que contrates banners en tal y tal portales". Y ahí reside el gran problema. Por la inercia del mundo físico y el desconocimiento del miedo, la actitud de las
personas es a continuar con "lo conocido" o "lo fácil". Parece que deseamos poder comprar banners, o lo que sea, colocarnos en los grandes portales y, con eso, cumplir el expediente de la promoción. Casi diría, tranquilizar nuestra conciencia. Pero eso, en Internet, no funciona así. Internet nos da muchas oportunidades de destacar inexistentes en el mundo físico, pero a cambio nos exige involucrarnos directamente en nuestra promoción. Veamos porqué.
LA GRAN PREGUNTA
En Internet cualquier compañía es un microbio frente a un universo inabarcable. Unos simples datos: 1) Terra, por sí sola, dispone de 200 millones de US$ para publicidad en Internet. 2) Hay 150 millones de dominios en Internet, todos ellos intentando promocionarse. ¿Cómo vamos a poder destacar ante tamaño panorama? ¿CÓMO VAMOS A CONSEGUIR ALCANZAR NUESTRO PÚBLICO OBJETIVO CON LOS RECURSOS LIMITADOS QUE TENEMOS?
En el marketing tradicional, o físico, para hacer eso, nos subimos a un escenario frente a nuestro público potencial. Desplegamos entonces una pancarta (Prensa, revistas, catálogos, vallas,...) y lanzamos nuestros eslóganes por los altavoces (radio, TV, ferias). La cantidad de receptores de nuestro mensaje depende de lo alta que sea nuestra tarima y de la potencia de nuestros altavoces. O sea, de cuántos y cuán potentes son los medios que contratamos. En definitiva, la solución es simple y directa: Pongo dinero y contrato medios.