A mí alrededor edifican bosques de hormigón.
Que me impiden respirar, me impiden ver el cielo.
¿Dónde está el verde bosque de mis sueños?
Levantan grises edificios donde se aloja la soledad,
El ruidoso asfalto rompe la tranquilidad de mi alma,
¿Dónde está mi silencioso bosque encantado?
A mí alrededor gente plastificada con miedo
a mancharse de la inmundicia de la gran ciudad.
Por sus poros ya se ha infiltrado la suciedad.
se ha infiltrado las prisas por llegar.
Me da risa esa falsa humanidad,
que se llaman buenos,
y se les caduca la comida en la nevera.
Al hambriento vagabundo le impiden
mirar en sus exquisitas basuras,
me da risa esa falsa humanidad,
La rebelde lluvia aporrea los cristales
frenando el asfalto, atascando la ciudad,
La imperiosa lluvia moja los verdes bosques,
los niños salen a buscar caracoles.
La añeja lluvia arrastra la suciedad,
limpia mi alma del miedo a la ciudad.
Vivo en mundo desigual donde todo da igual,
Donde hay que ir a todos los sitios corriendo,
para llegar a final de mes, para vivir.
Vivo en sucias ciudades de hormigón.
Grises árboles de ciudad
se hacen huecos en ruinosas aceras.
Son peatones perennes que adornan el asfalto.
Donde el invisible vagabundo
roba un trozo de exquisita sombra.
Los árboles extienden su manto de hojas
por la ciudad de hormigón con los aires de otoño.
Los árboles observan como pasa el tiempo
sin que la incansable lluvia pueda limpiar sus ramas.
Grises ramas donde no descansan pajarillos
en su lugar hay carteles publicitarios.
Vivo rodeado de gente desconocida,
no tienen tiempo de pararse a mirar el cielo.
Ojos cegados; les impiden ver la tormenta.
Espero que la lluvia limpie mi alma,
y la ciudad de hormigón no me deje ciego,
pueda ver al hambriento vagabundo,
pueda ir al silencioso bosque encantado
pueda ver a los niños ir a buscar caracoles.
pueda vivir tranquilo, mirar al cielo azul,
respirar a borbotones oxigeno, para vivir.