Ya lo hemos dicho antes, además de ser un sentimiento y un compromiso, el amor es una emoción que surge entre dos seres humanos el cual se consolida a través de vínculos afectivos y de manifestaciones permanentes y cotidianas, lo que significa que el amor crece y se consolida a fuerza de decirlo y hacerlo sentir más que del mero hecho de sentirlo.
En la época actual, hemos simplificado el significado de la palabra amor para designar con ello todo aquel sentimiento expresado a través del afecto a cualquier persona independientemente de la liga afectiva que nos una a ella, así, decimos y expresamos como algo similar, el amor a la familia, el amor a los padres, el amor a los hermanos, el amor a los hijos e incluso hacemos extensivo el significado de amor a cosas de trascendencia filosófica y espiritual como el amor a la vida, el amor a Dios, el amor a los hombres y el amor a la naturaleza entre otros.
No hay duda que cada uno de los ámbitos para la expresión del amor son en si mismos trascendentes, pues poco podrá amar alguien a otra persona que no ame a Dios y a la vida, o que no sienta amor por la raza humana por el simple hecho de ser todos hermanos provenientes del mismo soplo divino de la creación, incluyendo en esta a la naturaleza y demás seres vivientes del reino animal.
Lo que es importante distinguir es la forma mediante la cual expresamos el amor a cada una de las personas a quienes amamos, para lo cual, debemos tener siempre muy presente los concepto de “seguridad” y “fragilidad” frente a quien amamos, ya que son los dos elementos que nos sirven para entender la diferencia entre el amor prodigado a unos y el amor prodigado a otros. Para expresar mejor este criterio de distinción, recordaré que el amor debe entenderse como “un hilo tan fuerte como un estrobo y tan frágil como un cristal” con lo cual quiere decirse que el amor contiene la paradoja de ser al mismo tiempo fuerte y perdurable o débil y fracturable, o lo que es lo mismo, temporal o duradero, instantáneo o trascendente.
Entendido lo anterior, podemos decir que el amor tanto a los padres y hermanos como a los hijos, no es igual que el amor a la pareja, pues los elementos que los distinguen y permite entender la diferencia, son precisamente los de seguridad y fragilidad, pues los padres, y los hijos están en la misma línea de honra y respeto y nos unen a ellos fuertes lazos de seguridad, pues siempre están ahí para expresarnos su amor y sentimientos afectivos por el simple hecho de ser de la misma naturaleza genética.
Podemos establecer distancias entre padres, hermanos e hijos por cualquier diferencia de opinión, más sin embargo, sabemos que el amor está siempre ahí, esperando ser recordado, en cambio, el amor de pareja es diferente y debe entenderse en el contexto de la seguridad y la fragilidad, pues puede ser tan fuerte como el estrobo o tan débil como el cristal cuando no se alimenta adecuadamente.
Amara la pareja es amar con delicadeza, con respeto a la individualidad y con el interés de la trascendencia, este es como el amor verdadero de un jardinero frente a sus flores, las que se manifiestan llenas de colorido y hermosura gracias al cuidado diario que les prodiga, pero cuando se es un jardinero irresponsable que abandona sus flores y deja de darles cuidado y riego diario, la flor se marchita lentamente y finalmente muere; así es el amor que se abandona, que se le resta seguridad, se vuelve frágil y al poco tiempo se acaba.
El amor a los padres, a los hermanos y a los hijos, puede dejar de regarse por la razón que sea, pero es un amor que siempre estará ahí para ser manifestado de manera espontánea; ese es un amor que no se extingue aunque la distancia separe a las personas.
En este sentido el amor de pareja debe expresarse como una necesidad frente a la otra persona que también ama y debe hacerse con tal delicadeza, que permita a ambos expresarse libremente dentro de los límites del respeto y la emoción. Este tipo de amor, debe contener al menos tres ingredientes importantes que son los que le dan la debida consistencia, permanencia y trascendencia, siendo estos: la intimidad, la que sirve para consolidar la cercanía de almas, afinidad de pensamientos y expresión de necesidades, la pasión, sentimiento que nos permite expresar dentro de la intimidad el deseo intenso de conjugarse mutuamente y el compromiso, como el lazo afectivo incondicional que le da permanencia y razón de ser a la pareja que trasciende de ser dos a ser solamente uno sin perder la individualidad.
El amor a los padres, hermanos e hijos, es independiente, mientras que el amor a la pareja es dependiente, por eso, quien tenga una pareja debe regarla todos los días para que siempre este fresca y radiante y se mantenga ahí, hasta que Dios decida llevársela de este mundo. JM Desde la Universidad de San Miguel.