El primer contacto
Cuando lo pienso, me pregunto si tú también lo recuerdas...
Para mí, esta tan vivo como si acabara de suceder...
Fue aquella tarde en que, al anochecer, fui como acostumbro a la orilla del mar para entablar con él esa conversación silenciosa ...
Mientras que yo aliviaba mis pies descalzos, refrescándolos, como siempre entre las espumas de las olas rompientes, nos encontramos por primera vez.
Fue emocionante.
Sentí ese primer contacto...tan inesperado como apetecible.
Me quedé petrificada. No había palabras. Recuerdo que miré al mar, entorné los ojos, y te dejé hacer. Sin palabras. Sin nadie más. Solos tu y yo. Y nuestro primer encuentro.
Sólo se que te acaricié. No me importó que los demás me miraran...¿a quién le iba a importar?
Simplemente quería sentirte con más intensidad. Dejar que tu actuaras, que nada te detuviese.
Y sentir únicamente tu tacto, y el efecto desconcertante que me producía...
Con los ojos entornados, totalmente entregada, miré aquel horizonte en el que se confundían las tonalidades del cielo y el agua.
Y al contemplar el cielo, le di las gracias. Las gracias, sí, por sentirte tan vivo, y tan ágil, logrando que me contagiara de esa sensación.
Te acaricié despacio, y con toda la suavidad de que fui capaz, te di a conocer el tacto de mis manos, esas mismas que luego, unos años mas tarde te seguirían colmando de caricias, pendientes de tus reacciones, siempre a tu lado, mientras tú lo permitieras y lo desearas.
No me importo la gente que me estaba mirando. Tu habías demostrado que ya estabas allí. Con un gesto de infinita ternura y emoción, acaricié mi vientre una vez mas, y..sonriente, contigo, me despedí del mar...
Y ya, tan solo entonces, por fin te hablé.
Recuerdo que te dije: Bienvenido, hijo mío...¿qué serás?
Aunque, qué tontería. La verdad. Me da igual
.
Solo quiero abrazarte en mi regazo. Lo demás...¡ya vendrá!
(Espero que no peses demasiado)
Unos meses después, nos encontramos, de nuevo, y aquél abrazo se hizo realidad, cuando, tan desvalido, te me entregaron...y sentí el terciopelo de tu piel,... y de tus labios.
Hoy, después de transcurridos tantos años, andamos por caminos diferentes, pienso que paralelos, porque nunca llegamos a encontrarnos...
Pero...Siempre me que el mar, y su recuerdo de aquel primer contacto,
cuando, dentro de mí, sin esperarlo, demostraste silente tu presencia,
evidenciando, que una vida nueva , en mi interior, ya se estaba gestando.