Exordio en contra del odio, la segregación y el racismo
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano es mentiroso.
Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Es deprimente observar que nuestra actual sociedad está gravemente enferma, a diario nos enteramos de guerras absurdas, disturbios sociales, conflictos étnicos, contiendas tribales, intolerancia deportiva, violencia racial, xenofobia, agresiones de toda índole y circunstancia...
Culpa de este fenómeno es de los mismos gobiernos que son incapaces de establecer mecanismos para curar los males sociales internos: la ignorancia, la condición social, el desempleo, el desplazamiento forzado, el desarraigo, el nulo acceso a la educación y a la salud, la insatisfacción permanente de los más elementales derechos de supervivencia de las personas, la existencia indigna en la miseria y el hambre, la injusticia...
Esta calamidad la estamos padeciendo desde la época de la colonización, que además de despojarnos de nuestra esencia cultural nos subyugó a costumbres foráneas y contaminó nuestra idiosincrasia, con el pésimo concepto de 'superioridad' e 'inferioridad' en todos los niveles de nuestra mal llamada civilización moderna.
Esta abominable idea segregacional ha prevalecido hasta el presente con las desafortunadas consecuencias que acarrea el hecho de ser de diferente Raza, Idioma, Color de piel, Género e identidad sexual, tamaño, filiación política, Nivel educativo, estrato Socio-económico....
Todos los medios de comunicación como la Internet, Televisión, Cine, Radio y Prensa nos bombardean continuamente con publicidad saturada de mensajes subliminales, fomentando el Odio y ampliando la brecha entre las personas imponiéndoles tendencias y diferencias irreconciliables; hasta las mismas religiones sirven de vehículo a este nefasto flagelo ( históricamente se sabe que las peores atrocidades y barbaries se han hecho en nombre de Dios), la misma Biblia incita al odio racial desde sus páginas y es un hecho que los Judíos se consideraban y aún creen fervientemente que son el 'único' pueblo escogido por Dios.
Así alimentados con este Odio, nos hemos convertido en seres egocéntricos, ateos, perversos, faltos de ética y de muy pobre nivel espiritual blindados con una muralla infranqueable alrededor nuestro, nos convertimos en los peores enemigos de nuestra especie y somos incapaces de compartir apaciblemente y con tolerancia este hermoso planeta que tenemos como hogar.
Este Odio que todos destilamos es el cáncer del alma, que nos corroe despojándonos de nuestra esencia humana, nuestra capacidad de compasión desaparece transformándonos en seres egoístas, indolentes, orgullosos y soberbios... La mayor enfermedad hoy día no es el Cáncer, el Sida o el Ébola, la peor peste es sentirse despreciado,discriminado, rechazado, marginado y segregado. La plaga más horrenda y el mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia con la cual el odio degrada nuestra compasión natural en un pestilente caudal de abyección y egoismo...( parafraseando a Martín Luther King 'Ya no me horrorizan los actos malos de la gente mala. Pero si me horroriza tanta indiferencia de la gente buena')
Ante todo somos humanos y como personas tenemos el inenajenable derecho de Pensar, Razonar, Expresarnos, Disentir y Transigir, afortunadamente no hay dos personas exactamente iguales -ni siquiera en la misma familia- Debemos educar nuevamente nuestro espíritu para aprender a compartir y preservar con armonía la variedad de nuestra familia humana, que con toda su gama de matices hace a cada persona única, singular e irrepetible, además de maravillosa y espectacular.
Así y todo a muchos no nos gustan las diferencias y hay quienes ni siquiera las aceptan.
'No vale la pena mortificarse pensando si 'amamos' a nuestro prójimo o no.
Hagamos bien al prójimo cómo si lo amáramos.Al hacerlo, descubrimos un gran secreto:
Cuando nos conducimos como si amáramos a alguien, pronto llegamos a amarlo'